viernes, 12 de junio de 2020

Un caso con TOC.

Existen diferencias en los tipos de síntomas de acuerdo con la edad de presentación del trastorno. Un estudio que comparó la frecuencia de los diferentes síntomas del TOC en niños, adolescentes y adultos encontró que los niños tenían menor número de obsesiones en general, menor frecuencia de obsesiones agresivas y de compulsiones de contar que los adultos; pero involucraban a otros en sus rituales con mayor frecuencia. También se ha reportado que la mayoría de los niños presentan rituales de lavado y verificación en algún momento de su enfermedad. Los síntomas cambian a lo largo del tiempo tanto en su tipo como en su gravedad (Ballesteros & Ulloa 2010).


Veamos un ejemplo de un caso con TOC.

Diagrama de un caso con TOC.


Referencias 

Ballesteror M., A. Ulloa F., R. (2010) Estudio comparativo de las características clínicas, demográficas y el funcionamiento familiar en niños y adolescentes con trastorno obsesivo–compulsivo leve a moderado vs. grave. Salud Ment vol.34 no.2 México mar./abr. 2011. recuperado dehttp://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252011000200005






miércoles, 5 de septiembre de 2018

LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL Y LOS FÁRMACOS EN EL TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN DEL TRASTORNO BIPOLAR TIPO I




La enfermedad maníaco depresiva es compleja en su origen, diversa en su expresión, impredecible en su curso, severa en su recurrencia y a menudo fatal en su evolución.

El 1.3% de la población mexicana puede padecer trastorno bipolar tipo I alguna vez en la vida, afectando más a los varones (1.6%) que a las mujeres (1.1%). La Asociación Psiquiátrica Americana incluye en el DSM-IV-TR al trastorno bipolar tipo I en la categoría de los Trastornos bipolares y en el DSM-5, dentro de los Trastornos bipolares y otros relacionados. Este trastorno se caracteriza por la presencia de episodios maníacos, mixtos y depresivos aunque para su diagnóstico requiere de la presencia de uno o más episodios maníacos (siempre y cuando éstos no formen parte del trastorno esquizoafectivo tipo bipolar). Los episodios maníacos y los episodios depresivos pueden tener o no características mixtas, psicóticas o catatónicas; los episodios depresivos pueden, además, mostrar o no síntomas atípicos o síntomas de melancolía. Los episodios depresivos son mucho más frecuentes que los episodios maníacos, con el consiguiente impacto en la vida de la persona. Por eso diagnosticar y tratar a la depresión bipolar constituye una situación clínica frecuente en el caso de estos pacientes.

El trabajo realizado por Chavez, Benitez y Ontivieros (2013) tuvo como objetivos demostrar, por medio de la revisión de los ensayos clínicos controlados, la importancia y la utilidad de la terapia cognitivo conductual (TCC) como tratamiento coadyuvante del manejo farmacológico de la depresión en el trastorno bipolar tipo I en aquellos ámbitos que no pueden ser resueltos por el tratamiento farmacológico (síntomas residuales, adherencia y cumplimiento del tratamiento, conciencia y comprensión del trastorno bipolar, identificación temprana de los síntomas de los episodios afectivos y desarrollo de habilidades de afrontamiento). Para ello se consideraron parámetros trascendentales para la práctica clínica psiquiátrica: El efecto sobre la adherencia del paciente al tratamiento farmacológico, la disminución en el número, la intensidad y la duración de los episodios depresivos, el aumento en el tiempo de duración de los períodos de eutimia y la mejoría en la calidad de vida y el funcionamiento psicosocial.

Los resultados

El uso de estabilizadores del ánimo, la combinación de olanzapina con fluoxetina y la quetiapina son alternativas de tratamiento farmacológicas aceptadas en el paciente con depresión en el trastorno bipolar tipo I. La psicoterapia constituye gran parte del plan de tratamiento debido a las consecuencias psicosociales de los episodios depresivos y maníacos sufridos en el pasado, la vulnerabilidad de la persona a sufrir nuevos episodios en el futuro y a la persistencia de síntomas residuales significativos. La psicoterapia es muy a menudo una fuerza estabilizadora en la vida de los pacientes. La mayoría de aquéllos que no están en psicoterapia no sienten la necesidad de reflexionar acerca de sus sentimientos ni de sus acciones, no se toman tiempo para identificar sus problemas y por eso no establecen metas para mejorar. La terapia cognitivo conductual (TCC) al enfocarse al monitoreo y la solución de los síntomas y a evitar nuevos episodios de enfermedad bipolar, provee al paciente de una estructura sólida que favorecerá su bienestar.



En las Guías de Tratamiento del Trastorno Bipolar de la Asociación Psiquiátrica Americana se mencionan a la TCC, la terapia familiar focal y la terapia interpersonal y ritmo social, dentro del armamentarium psicoterapéutico. En la versión revisada no oficial de estas guías se describe la utilidad de la terapia familiar focalizada sobre los síntomas (menos recaídas y períodos mayores de estabilidad y en la adherencia al tratamiento) y de la TCC para disminuir el número de recaídas, la duración de los episodios y la necesidad de hospitalización. 

Freud y la psicoterapia psicodinámica


Antes de iniciar la descripción y análisis de la TCC, es necesario apuntar que Freud hizo referencia al trastorno bipolar, de forma muy breve, en Duelo y Melancolía? Para este autor, el origen de los episodios de manía y melancolía (depresión) se debían a un mismo conflicto intrapsíquico inconsciente originado durante el desarrollo del individuo. En la melancolía el conflicto se manifiesta de forma directa: la pérdida del objeto —léase la persona— experimentado como abandono, genera hostilidad. El Ego no puede dirigir ese impulso agresivo hacia el objeto perdido, prefiere redireccionarlo hacia sí mismo, originándose así los síntomas de la depresión; en la manía el fenómeno se encubre manifestándose por el fenómeno opuesto, una energía desbordante. Sin embargo, a pesar de que han transcurrido cien años desde esa propuesta, la evidencia sobre la efectividad de las intervenciones psicodinámicas, ya sean en forma de psicoanálisis clásico (restructuración de la personalidad) o de psicoterapia psicodinámica (comprensión a través del insight del origen de los síntomas) por medio de la interpretación, la elaboración del conflicto patógeno y la comprensión consciente de los conflictos inconscientes, no ha sido estudiada apropiadamente y por ello tampoco se ha probado su utilidad.

La Terapia Cognitivo Conductual (TCC)

La TCC comparte una serie de características con otras psicoterapias útiles en el tratamiento de la depresión bipolar, tanto en su formato (tratamientos altamente estructurados, basados en un modelo de diátesis y estrés, explicación del origen del problema, bases del tratamiento, aprendizaje y uso de habilidades y aumento en la sensación de capacidad de la persona) como en su contenido (psicoeducación, cambios en el estilo de vida y establecimiento de rutinas diarias, adherencia al tratamiento y prevención de nuevos episodios).

A continuación se describen y detallan las bases, de la utilidad de la TCC, cuando se adiciona al tratamiento farmacológico de la depresión en el trastorno bipolar I.

La TCC es una forma de psicoterapia breve y de objetivos limitados, creada por Aaron Beck hace cerca ya de 50 años. Inicialmente propuesta para el tratamiento de la depresión, ha resultado útil dentro de la terapéutica de distintos trastornos mentales. El foco primario de este modelo terapéutico es identificar y cambiar los patrones mal adaptativos de procesamiento de la información y del comportamiento. Aunque su marco teórico es totalmente psicológico, esta psicoterapia es completamente compatible con las teorías y terapéuticas biológicas. La intervención cognitivo conductual adicional genera mejores resultados que administrar medicamentos únicamente.

Modelo cognitivo de la depresión en el trastorno bipolar: Un modelo explicativo, no etiológico

La TCC se basa en el modelo cognitivo en donde la interpretación de los eventos influye sobre las emociones y los comportamientos de la persona; los sentimientos y las conductas dependen de la forma en que las personas interpretan las situaciones. Para la TCC el trastorno bipolar consiste en un círculo vicioso en el que los síntomas depresivos producen cambios en la cognición y en el comportamiento, dando lugar a mal funcionamiento con los consecuentes problemas psicosociales. El incremento en el nivel de estrés dará lugar a nuevos episodios sintomáticos, depresivos o maníacos. Un modelo cognitivo más complejo incluye a los factores biológicos —diátesis, heredabilidad o predisposición genética— del trastorno bipolar, en interacción constante con los eventos de la vida; los mecanismos de afrontamiento del paciente no son lo suficientemente fuertes y adaptativos debido a su estilo de interpretación (cognitivo) tornándolo vulnerable a recaer y a presentar nuevos episodios afectivos. La TCC modifica los elementos cognitivos, conductuales y afectivos ayudando así al paciente al manejo de su enfermedad, retrasando o deteniendo su progresión.

La TCC, al igual que otras formas de psicoterapia para el trastorno bipolar, comienza con la psicoeducación acerca de este padecimiento y la manera en que los factores ambientales y los pensamientos (cogniciones) y comportamientos del paciente afectan el curso de la enfermedad.

Son varios los fines de incluir esta parte psicoeducativa dentro del marco de la TCC:
1. Si el paciente conoce las manifestaciones de la fase depresiva y maníaca del trastorno bipolar puede desarrollar la capacidad de detectar tempranamente los síntomas. La emergencia de síntomas subclínicos de manía y depresión indican la recurrencia o la recaída. La TCC además permite establecer un plan de acción para tratar de evitarlos o de contender con los nuevos episodios. 

2. Si conoce la evolución del trastorno bipolar y la utilidad de los fármacos para detener los ciclos puede mejorar el cumplimiento del tratamiento psicofarmacológico. Entre un 40% y un 60% de los pacientes no cumplen adecuadamente con su esquema terapéutico. La TCC permite identificar las razones de la no adherencia y entonces desarrollar estrategias para superar esos obstáculos.

Las estrategias de la TCC permiten, además, disminuir el efecto de los eventos ambientales estresantes en el paciente al brindarle apoyo en la toma de decisiones, en el manejo del estrés y la solución de los problemas en las relaciones. La TCC facilita la adherencia terapéutica, disminuye las recaídas y ayuda a la persona a manejar las consecuencias psicosociales de la enfermedad. Para ello, además de el enfoque psicoeducativo y el desarrollo de un sistema de alarma para anticipar un nuevo episodio, la TCC incluye mejorar y mantener la adherencia al tratamiento farmacológico, así como modificar el estilo de vida, disminuir estimulación, actividades y estrés e introducir una buena higiene del sueño, cuestiones críticas para conseguir la estabilidad emocional. El componente terapéutico de la TCC incluye estrategias cognitivas, cuestionamiento de los pensamientos automáticos y supuestos mal adaptativos por medio del cuestionamiento socrático, la restructuración cognitiva y la confirmación por medio de la conducta y conductuales, retorno gradual a la actividad y una rutina regular de actividades para el control de los síntomas y métodos para disminuir los estresores psicosociales por medio del entrenamiento en la solución de problemas frecuentemente presentes como los problemas interpersonales, financieros y laborales. Deben considerarse dentro de la TCC las intervenciones dirigidas al tratamiento de la comorbilidad.

La utilidad de la TCC depende en mucho de la solidez de la alianza terapéutica. La confianza del paciente en el terapeuta es crítica pues cuando los síntomas reaparezcan es indispensable que el paciente se sienta confiado de hablar de ellos y acepte las propuestas del terapeuta. Por otro lado, éste último debe aceptar que el curso de la terapia no es el tradicional, pues además de ayudar al paciente a lograr la mejoría del cuadro depresivo y a manejar las repercusiones psicosociales de la enfermedad, debe también prepararlo para los nuevos episodios. Las visitas, en un principio semanales, se harán posteriormente quincenal y mensualmente de acuerdo a la evolución del cuadro, pero con el retorno de los síntomas por los eventos estresantes y las transiciones a lo largo del ciclo vital, se hacen necesarias visitas más frecuentes. Una diferencia fundamental en el tratamiento con TCC en el caso de la depresión "unipolar" y la bipolar es la duración del tratamiento (20 sesiones o 12 semanas en el primer caso, no definido en el segundo caso). Otra diferencia importante se da debido a los síntomas del paciente y su "funcionamiento" en las sesiones de psicoterapia: Es diferente cuando el paciente está en un episodio depresivo, enlentecido en la ideación y en la conducta, que cuando se encuentra maníaco o hipomaníaco.

Conclusiones


La adaptación del modelo de Beck para la depresión constituye un marco teórico que permite comprender a la depresión del trastorno bipolar y las razones por las que la modificación de las cogniciones y de los comportamientos complementa el efecto de los fármacos estabilizadores del ánimo.

Se presentó la evidencia acerca de la utilidad y, por ello, la necesidad de incluir dentro del esquema terapéutico a las distintas psicoterapias como coadyuvantes del tratamiento con estabilizadores del ánimo y otros psicofármacos en el caso de los pacientes con un episodio depresivo debido al trastorno bipolar tipo I.

La adición de la TCC disminuye el número y duración de los episodios depresivos, los síntomas residuales o interepisódicos y también la necesidad de hospitalización. De igual forma tiene un efecto positivo en el funcionamiento psicosocial. Lo interesante de este hallazgo es que el efecto en general se extiende de seis y hasta 24 meses más, después de haber terminado la intervención cognitiva.

La TCC es efectiva en los pacientes recuperados, en aquellos con síntomas depresivos subsindromáticos y que no han tenido más allá de doce episodios afectivos a lo largo de la evolución del padecimiento. Obviamente su utilidad disminuye cuando existe mayor comorbilidad y cronicidad.

Sin embargo es necesario considerar que aun con tratamientos óptimos combinando psicoterapia y farmacoterapia, el 50% a 75% de los pacientes presentan recurrencias a lo largo de un año.

El resultado de un meta-análisis del uso de la TCC en el trastorno bipolar llegó a conclusiones parecidas: Claro impacto sobre los síntomas y en los mecanismos etiopatogénicos de la TCC. Un efecto significativo sobre la adherencia terapéutica, la calidad de vida y el ajuste vital/social. La utilidad de la TCC durante los primeros seis meses desaparece después de los 12 meses .

Los hallazgos descritos en este trabajo señalan la necesidad de mantener un esquema medicamentoso con TCC adicional a largo plazo, propuesta lógica considerando que el trastorno bipolar tipo I persiste a todo lo largo de la vida del paciente.

Referencias

Chávez L., E. Benitez, C., E. Ontivieros U., M., P. (2014) La terapia cognitivo conductual en el tratamiento de la depresión del trastorno bipolar tipo I. revisando en:http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252014000200004 




jueves, 23 de agosto de 2018

BREVE EJEMPLO DE INTERVENCIÓN CONGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA CONDUCTA MANIFIESTA "PROBLEMAS PARA CONTROLAR EL CARÁCTER"




Los datos personales del usuario(a) son omitidos por usos de confidencialidad






El tratamiento se diseña de acuerdo a las necesidades del usuario, tomando en cuenta como base principal las técnicas cognitivo-conductuales mencionadas. En este caso son: detección de pensamiento, reestructuración cognitiva, autointrucciones, técnicas de relajación, solución de problemas, moldeamiento y encadenamiento en la adquisición de conductas verbales.


sábado, 4 de agosto de 2018

COMUNIDAD TRANS Y LA INCLUSIÓN DE SUS DERECHOS COMO CONDICIÓN ESENCIAL PARA EL DESARROLLO DE MÉXICO




 “Trans” es un término ampliamente utilizado para referirse a personas cuya identidad de género y/o expresión de género no se corresponde con las normas y expectativas sociales tradicionalmente asociadas con el sexo asignado al nacer. Las personas trans tienen necesidades de salud tanto generales como específicas, y el acceso a los servicios competentes para hacer frente a éstas ha sido muy limitado. Entre las necesidades generales está la atención primaria básica, incluida la salud sexual que tome en cuenta la diversidad de las identidades de género, las expresiones de género, la anatomía, la sexualidad y las prácticas sexuales que se encuentran en esta población. Las necesidades específicas involucran la asistencia para concretar la identidad de género de una persona, incluyendo las intervenciones médicas para feminizar o masculinizar el cuerpo.


Los estados miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconocen que las personas trans, como todos los seres humanos, tienen necesidades, deseos y capacidades para la expresión emocional e intelectual, cuya búsqueda y desarrollo forman la base de una vida próspera. La salud física y mental son condiciones básicas para la búsqueda y el desarrollo de estos deseos y capacidades, y son fundamentales para la capacidad de una persona para llevar una vida acorde con la dignidad humana.



Dada la importancia el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación CONAPRED realizó una publicación con fecha día 16 de mayo del 2018, en el que convoca a autoridades y sociedad civil a sumar esfuerzos para confrontar la discriminación a personas de la diversidad sexual, considerando la necesidad de generar políticas y legislaciones que contrarresten la discriminación y violencia hacía este colectivo.

En el Día Nacional de la Lucha contra la Homofofia, el CONAPRED hace un llamado a las autoridades del país y a la sociedad civil a sumar esfuerzos para mantener y consolidar los avances en la agenda de loa derechos de las personas de la diversidad sexual, como condición esencial para el desarrollo de México.


Asimismo, el CONAPRED exhorta a generar políticas y legislaciones que coadyuven al combate de la discriminación y la violencia contra las personas LGBT, a la par de impedir cualquier regresión que atente contra el derecho a la igualdad y no discriminación, esto debido a las "terapias de conversión" que representan una forma de violencia hacía las personas Trans.

El CONAPRED reconoce que persiste la discriminación hacía las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales, lo que les impide el ejercicio y disfrute pleno de sus derechos humanos.

En resumen todos tenemos los mimos derechos sin importar las diferencias sexuales de cada quien, la base de todo es el respeto, valor que se debe de practicar para aceptarnos como somos y así avanzar hacía un México mejor.




Walter B. Keatley J. (2012) Por la salud de las personas Trans Elementos para el desarrollo de la atención integral de personas trans y sus comunidades en Latinoamérica y el Caribe.
CONAPRED (2018) La inclusión de personas LGBIT es esencial para el desarrollo de México. Revisando en: http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=boletin&id=1100&id_opcion=555&op=213

sábado, 28 de julio de 2018

NORMAS ÉTICAS DEL PSICÓLOGO


Normas éticas
El campo de la psicología fue de los primeros entre las profesiones de salud mental en establecer un código de ética formal. Desde 1951 la APA publicó un código tentativo y en 1953 se publicaron formalmente los Ethical Standards of Psychocologitics (APA, 1953), desde entonces han habido revisiones. Además se publicó un manual de normas éticas (APA 1976) y se formuló una declaración de principios éticos que incluye a la investigación psicológica con participantes humanos APA 1982).

La publicación en 1992 de los Ethical principles of Psychocological and Conduct, presenta seis principios generales.

·         Aptitud
·         Integridad
·         Responsabilidad profesional y científica.
·         Respeto por los derechos de dignidad de las personas.
·         Preocupación por el bienestar de los demás.
·         Responsabilidad social.
Estos principios sirven como pautas para las acciones de los psicólogos.

Por otro lado las normas éticas específicas que se presentan a continuación son reglas de conducta que pueden imponerse. La aceptación de la membresía en la APA compromete a los miembros a someterse al código ético (Phares 1999).

Aptitud

En primer lugar los clínicos siempre deben señalar en forma precisa su entrenamiento, así los clínicos que están en un nivel inferior al doctorado nunca deben conducir a nadie a creer que lo poseen. Los clínicos no deben intentar tratamientos o procedimientos de intervención cuando no tienen un conocimiento específico ni previa supervisión en los procedimientos. Cuando pueda existir duda, es prudente buscar supervisión de parte de clínicos más experimentados (Phares 1999).

Confidencialidad

Los clínicos tienen el claro deber ético de respetar y proteger la confidencialidad de la mayor información del cliente. Esto es vital, dado que la confidencialidad es un aspecto central de la relación cliente-psicólogo. Cuando se revela información sin consentimiento del cliente puede dañarse de manera irreparable la relación de confianza. Los clínicos deben ser claros y abiertos en relación con cuestiones de confidencialidad y sobre las condiciones bajo las cuales puede violarse (Phares 1999).

Bienestar del cliente

Las relaciones duales presentan muchas preguntas éticas. Las actividades sexuales con clientes, darle un empleo, venderle un producto o inclusive hacerse su amigo después de la terapia son conductas que pueden conducir con facilidad a la explotación y daño al cliente. Las peores de estas relaciones duales son las relaciones sexuales entre cliente y psicólogo. No hay duda los principios éticos condenan tal conducta en términos muy claros.

Otro aspecto de bienestar del cliente implica la disposición del clínico a terminar la terapia cuando esta ya no lo ayuda.

(Thibert y Pipes 1988) aspectos de derechos del cliente son:

·         Derecho a cambiar de terapeuta
·         Posibilidades de referencias a otros psicólogos
·         Mención de servicios comunitarios como otra opción
·         Derecho a finalizar la terapia
·         Riesgo de experimentar emociones desagradables durante terapia
·         Riesgo de cambios en relaciones personales (eje. Con un conyugue)
·         Límites de la confidencialidad
·         Otros riesgos, derechos e información
En resumen es deber del profesional de la psique cumplir con las reglas de ética, que son la aptitud de saber y conocer su capacidad de intervención, saber mantener en la confidencialidad sus casos, debido a que es un derecho del cliente, deben ser claros sobre qué condiciones pueden violar una confidencia como en casos de maltrato infantil, suicidio, homicidio y otras situaciones amenazantes. Debe de procurar el bienestar del cliente, evitando las relaciones duales que le puedan perjudicar al cliente, otro aspecto de bienestar es la disposición del clínico es terminar la terapia cuando esta ya no lo ayuda.

El compromiso del psicólogo clínico siempre debe ser el de ofrecer un apoyo psicológico de efectividad y calidad humana hacía los que lo necesiten, simplemente porque así él o ella eligieron la maravillosa profesión de psicología clínica.



Referencias

Phares, J. (1999). Piscología Clínica. Conceptos, métodos, y práctica. México: el manual moderno. (Cap. 13).

lunes, 23 de julio de 2018

FASES DE LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL Y LA DISTRIBUCIÓN DE LAS SESIONES




TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL (TCC)

En los últimos años se observa un interés hacia la terapia Cognitivo-Conductual, favorecido, por la búsqueda de alternativas más breves en los tratamientos psicológicos.
La intervención terapéutica en Terapia Cognitivo-Conductual se estructura en tres pasos.

El primero contempla la evaluación cuidadosa del caso, se refiere al momento de formular hipótesis explicativas acerca de los problemas que trae la persona y trazar los objetivos del tratamiento.

Esas hipótesis conducen a la segunda fase, la intervención propiamente dicha, vale decir el empleo de técnicas terapéuticas orientadas al logro de los objetivos planteados.

Finalmente la tercera fase, el de seguimiento, consiste en la evaluación de la aplicación de programa terapéutico y la realización de los ajustes necesarios para el mantenimiento de los cambios.

Distribución de las sesiones

Fases de TCC
Sesiones

Primera fase
Evaluación inicial del caso


Sesión 1, 2,  (o más según cada caso)

Segunda fase
Intervención con técnicas
Cognitivo-Conductuales  

Sesiones 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12 (o más según cada caso)

Tercera fase
Evaluación y seguimiento de caso

Sesiones 13, 14, 15, 16 (o más según cada caso)
Nota: 
1- Si en la primera fase se llevan más de 2 sesiones se recorre para la otra semana, y así sucesivamente, con la finalidad de cubrir cada paso.
2- Cada caso siempre será diferente, las sesiones pueden variar en cantidad.




















Para resultados eficaces del tratamiento TCC es de suma importancia:

1-    Seguir cada uno de los pasos mencionados
2-    Realizar actividades durante la sesión
3-    Realizar las tareas en casa

viernes, 29 de junio de 2018

MODELO DE REDUCCIÓN DE RIESGO


                Modelo para prevenir la depresión en niños y adolescentes



Históricamente, la investigación respecto de las posibilidades de prevenir el desarrollo de psicopatología ha sido limitada. Sin embargo existen crecientes esfuerzos en este campo, particularmente en países desarrollados, y se han generado y evaluado diversos programas preventivos de la depresión en niños y adolescentes, con resultados sugerentes. La intervención de programas para prevenir la depresión en los niños y los adolescentes es importante y es el mayor objetivo para desarrollar nuevos programas que ayuden a evitar este tipo de patologías. 

Una manera de prevenir la depresión lo es el modelo Reducción de Riesgo, el cuál está divido en tres fases:

1) Percibir el comportamiento como riesgoso,

2) Tomar una decisión firme para hacer cambios conductuales y

3)Llevar a cabo el cambio de conducta . 

Al encontrarse frente a un cuadro de depresión,  se deberá de intervenir con programas preventivos contra la patología, tomando en cuenta las tres fases.

Las variables del modelo son las siguientes:

Fase I: Percibir el comportamiento como riesgoso:
a)     Tener información y los conocimientos apropiados
b)     Percibirse susceptible
c)     Creer que es indeseable contagiarse
Fase II: Tomar una decisión firme para hacer cambios conductuales:
a)     Reacción de eficacia
b)     Autoeficacia percibida
c)     Percepción placentera de la conducta
d)     Factores sociales normativos
Fase III: Llevar a cabo el cambio de conducta
a)     Buscar información
b)     Obtener remedios
c)     Establecer soluciones




Para lograr un cambio de actitudes se deberá de motivar a la persona a desarrollar habilidades conductuales para reducir los riesgos, el modelo de reducción de riesgo está diseñado para la prevención encaminado a mitigar las consecuencias del comportamiento riesgoso así mismo el objetivo de este modelo es el de predecir y disminuir la ocurrencia de comportamientos de riesgo, el modelo de reducción de riesgo  intenta  lograr un cambio de actitudes y motivar a la persona a desarrollar habilidades conductuales que reduzcan el peligro, aumentando la percepción de autoeficacia para iniciar y mantener los cambios de comportamiento  deseados.


Referencias 

COVA, Félix; ABURTO, Bárbara; SEPULVEDA, María José  and  SILVA, Mariela. Depression 
Prevention Programs for Children and Teenagers: Potencialities and Obstacles. Psykhe [online]. 
2006, vol.15, n.1, pp. 57-65. ISSN 0718-2228.  
Consultado el 11 de Marzo 2014 Disponible en: 


Imagen 2 https://www.google.com.mx/search?q=ni%C3%B1os+deprimidos&tbm=isch&tbs=rimg:CUKcEL9c_1XzjIjiSzn9nVCT9PnZV
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Un caso con TOC.

Existen diferencias en los tipos de síntomas de acuerdo con la edad de presentación del trastorno. Un estudio que comparó la frecuencia de ...